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lunes, 27 de febrero de 2012

La soledad del bloguero de fondo

Fin de semana, sábado. No tengo idea quien fué esta vez, pero una vez más como tantas otras van llegando a mis manos los materiales "prohibidos" los que no saldrán en la Mesa Redonda. Agarro la memoria para engancharla en el reproductor de DVD de la sala, que ya solo reproduce por USB y junto a mis padres me tropiezo con el documental "Los nietos de la Revolución Cubana".

Por supuesto el final del documental lleva al debate, desde lo real hasta lo que se manipula. No sé por qué motivo mi padre recuerda que yo también escribo en un blog (Creo que "por culpa" de Yoani Sánchez, intentando explicarle a mi madre, que es buena enfermera pero la tecnología se la come por una pata). Entonces comienza el calvario, porque mami tiene miedo, porque sabe que me han llamado la atención más de una vez por decir lo que pienso y cada vez me radicalizo más. Porque le tiene miedo a que algún día se me ocurra irme y me nieguen la salida. Porque le tiene pánico a que pierda yo mi trabajo y arrastre junto a mí a mi hermano que se arrimó a trabajar con los "de arriba". Asunto de mi hermano, (le digo), yo con esa gente no me puedo tomar ni un plato de sopa y preferiría morirme de hambre que deberles un caramelo. Y sobre todo porque le espanta la idea de que me "desaparezcan".

Yo le digo que no se preocupe, que yo no tengo "madera de lider", que soy de los que se entregan por una causa, pero no sé tener un escaño, no puedo vivir con él. Mis padres siempre caen en lo mismo (yo les entiendo), ellos no creen que la cosa cambie, no se confía en nadie. Si Jesús bajara a Cuba lo crucificaríamos en el Malecón, porque después de tantos años de engaños se deja de creer. Mi madre está de acuerdo en que esto es una farsa, pero cree que protestar es solo el camino para que me hagan la vida imposible. Yo le digo que no puedo callarme, es mi deber, mi aporte a la causa. Al final encuentro las palabras salvadoras, "mami, no puedo callarme":

Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.


Martin Niemöller

Creo que esta vez logré que me comprendiera un poco más, al menos hasta la próxima.

S@lu2 wzaldivar

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